Hipertensión Arterial: Diagnóstico

11.4.- Diagnóstico
Ante una elevación de la presión arterial, debe confirmarse el
diagnóstico de hipertensión arterial tomando la presión arterial
repetidamente durante dos o tres semanas (MIR 98, 212; MIR
98F, 81).
Es fundamentalmente clínico y deberá establecerse si la hipertensión
arterial es primaria o secundaria, con o sin repercusión
orgánica.


Medida correcta de la presión arterial en la consulta
Debe utilizarse el método auscultatorio de medida de la presión
arterial con un instrumento calibrado y adecuadamente
validado. Los pacientes deben estar sentados y quietos en una
silla durante al menos 5 minutos (mejor que en la camilla de
exploración), con los pies en el suelo, y el brazo a la altura del
corazón. La medida de la presión arterial en bipedestación está
indicada periódicamente, especialmente en quienes tengan
riesgo de hipotensión postural. Debería usarse para una correcta
toma un tamaño adecuado de brazalete.

Figura 2. Medida de la presión arterial.


Monitorización Ambulatoria de la Presión Arterial (MAPA)
La MAPA está indicada en la valoración de la “hipertensión de
bata blanca” en ausencia de lesiones de órganos diana.
También es útil para evaluar a pacientes con resistencia aparente
a la acción de los fármacos, síntomas de hipotensión en
tratados con antihipertensivos, hipertensión relacionada con
disfunción autonómica. Los valores ambulatorios de presión
arterial son por lo general más bajos que las mediciones en la
clínica. Los sujetos hipertensos tienen una media de presión
arterial de 135/85 mm Hg o más cuando están despiertos, y
más de 120/75 cuando duermen.

Automedida de la Presión Arterial (AMPA)
La automedida de la presión arterial puede beneficiar a los
pacientes al proporcionar información de la respuesta a la
medicación antihipertensiva, mejorando la adherencia terapéutica,
y en la evaluación de la HTA de bata blanca. Las personas
con una media de presión arterial mayor de 135/85 mmHg
medida en casa son considerados hipertensos.

Evaluación del paciente
La evaluación de los pacientes con hipertensión arterial documentada
tiene tres objetivos:
1. Constatar el estilo de vida e identificar otros factores de
riesgo cardiovascular o desórdenes concomitantes que puedan
afectar al pronóstico, y como guía del tratamiento (ver
tabla 4).
2. Revelar causas identificables de elevación de la PA (ver
Causas de HTA Secundaria).
3. Aclarar la presencia o ausencia de daño en órganos diana.
Los datos necesarios serán proporcionados por la anamnesis, el
examen físico, las pruebas rutinarias de laboratorio y otros procedimientos
diagnósticos. La exploración física debería incluir
una medida apropiada de presión arterial, con verificación en
el brazo contralateral, examen del fondo de ojo, cálculo del
Índice de Masa Corporal (IMC) (también puede ser útil la medida
de la circunferencia de cintura), auscultación carotídea,
abdominal y soplos femorales, palpación de la glándula tiroidea,
examen completo de corazón y pulmones, exploración
abdominal que incluya riñones, detección de masas y pulsaciones
aórticas anormales, palpación de pulsos y edemas en extremidades
inferiores, así como una valoración neurológica (MIR).


Tabla 4. Factores de riesgo cardiovascular y repercusiones orgánicas de la HTA.


Pruebas de laboratorio y otros procedimientos diagnósticos
Las pruebas rutinarias de laboratorio recomendadas antes de
iniciar la terapia incluyen un electrocardiograma, análisis de
orina, glucosa sanguínea y hematocrito, potasio sérico, creatinina
(o la correspondiente estimación de la tasa de filtración
glomerular (TFG)), calcio, niveles lipídicos tras 9-12 horas de
ayuno que incluya lipoproteínas de alta densidad, colesterol y
triglicéridos (MIR 98F, 102). Pruebas opcionales son la medida
de excreción de albúmina urinaria o la razón albúmina/creatinina.
Pruebas más extensas para investigar causas de HTA
(secundaria) no están indicadas generalmente hasta que no se
compruebe el control de la presión arterial.